Autora española de novela romántica con más de 15 libros publicados, su pasión por la
literatura inicia al acabar la secundaria, decantándose primero por la novela histórica
y luego la romántica, aquí algunas de sus obras.
Mi relación con Ezra fue igual que un cóctel de frutos secos: cuando abres la bolsa, te prometes a ti
misma que te comerás únicamente lo que te gusta y tirarás a la basura esos garbanzos tan duros que solo
meten para rellenar. Aunque al final te sorprendes, pues acabas con todo, con lo bueno y con lo malo
Del mismo modo acepté a Ezra, un hombre que representaba cuanto yo aborrecía y que, además, se jactaba
de ello.
Pasé por alto las señales e hice oídos sordos a sus advertencias de que no era tan solo el típico
malote que fumaba a escondidas en el instituto, robaba en los supermercados o falsificaba las notas.
Ezra hacía mucho daño a quienes él decidía, en especial a las mujeres. No le temblaba el pulso para
mantener su posición dentro de ese mundo sórdido en que estaba instalado.
Yo fui testigo de ello.
Intenté huir.
Y a punto estuve de lograrlo.
Sin embargo, debería haberme alejado antes.
Soy el ejemplo perfecto de mujer florero.
Durante toda mi vida me han aleccionado para ello y he cumplido a la perfección mi papel.
Pero de repente la realidad se impone, y no de forma suave, no, sino con un bofetón cruel que te deja
desorientada y sin saber qué hacer. Lógico si rara vez he pensado por mí misma; primero mis padres y
después mi marido se han encargado de tomar las decisiones importantes de mi vida.
Así pues, no me queda más remedio que buscar una salida; el problema es que no sé ni por dónde empezar.
De ahí que, agobiada, casi arruinada y sin perspectivas de mejora, acabe pidiendo ayuda a quien sé que me
la va a negar, pero ¿qué alternativa me queda?
Estoy rodeada de traidores. Es duro asumirlo, sin embargo he llegado a esta conclusión
después de verme sola. Mi prometido se ha ido con otra y en vez de decírmelo a la cara,
me manda un triste mensaje de voz tras abandonarme en un crucero de lujo en el que íbamos
a desconectar y a disfrutar de tiempo para nosotros. Mi empresa de moda se tambalea.
Nunca pensé que, después de tanto esfuerzo, mis colaboradores, en los que había depositado
toda mi confianza y a los que había pagado sueldos astronómicos, se pusieran de acuerdo en
hacerme la puñeta. La prensa especializada en moda me ha tachado de insulsa y fraude, así
que no tengo ni ganas ni inspiración para salir a flote. ¿Qué puede hacer una mujer de
cuarenta ante una situación así? Ya os adelanto que buscarse un sustituto no funciona,
también te puede traicionar. Tampoco esconderse del mundo porque los problemas no desaparecen.
Y el resto de ideas son ilegales.
El fin justifica los medios, y por ello no me arrepiento de nada de lo que he hecho.
Nunca imaginé llegar tan lejos porque mi futuro era poco o nada halagüeño, pero me
aproveché de las circunstancias, sin preocuparme demasiado de quién salía perjudicado.
En mi profesión y con mi experiencia pocas cosas me sorprenden ya, y eso que he visto de
todo, así que no debería afectarme tanto algo que pertenece al pasado. Sin embargo, después
de casi veinte años de silencio, ella se pone en contacto conmigo. Y no para felicitarme ni
para saludarme, ni mucho menos para decirme que en un momento estúpido y nostálgico se ha
acordado de mí. No. Quien me ha escrito a través de sus abogados es una hija de puta, con
todas las letras. Nada que ver con la persona que conocí en el último año de colegio, cuando
tan sólo era una estudiante brillante con problemas familiares, poco agraciada y sin recursos.
Que entonces me dejase tirado puede tildarse de cabronada, pero lo que ahora me exige es, como
poco, ruin.
Digan lo que digan, tener un affaire con un compañero de trabajo siempre sale mal, y si además yo soy
la jefa, la situación es aún peor. No me preguntéis por qué, pero es así. De mí se dicen muchas cosas:
que soy altiva, déspota, adicta al trabajo, metódica en exceso, inflexible..., pero no son más que
halagos, por supuesto.
A pesar de todo cometí el error de mirar de forma poco profesional a Fernando. Si él se percató, no
dio muestras de ello...
¿En qué consiste exactamente comportarme como un hombre, según mi padre? Además, claro está, de tener
contenta a una niña pija para que su padre financie un negocio. Un proyecto que se fue al garete porque
la susodicha me ha dejado plantado. A mí, a Simón de Vicentelo y Leca, por un tipo sin pedigrí. No la
culpo, aunque las consecuencias no me van a gustar...
Me llamo María Asunción Peralta de la Merced y Luengo Medina. ¿A que es un nombre elegante? Como no
podía ser de otro modo, en mi círculo social todos tenemos nombres similares, aunque cuando cumplí los
quince elegí uno más abreviado e igual de elegante: Sun.
Hay gente que piensa que haber crecido en una familia adinerada, sin tener que trabajar y con la vida
resuelta, es una maldición.
¡Ja, ja, ja! Yo considero que es lo mejor que te puede pasar...
De una boda, en teoría, sale otra boda.
Chorradas.
¡Qué más quisiera yo!
Porque os seré franca, quiero casarme cuanto antes, pero no me sirve cualquiera.
En mi entorno familiar, el matrimonio es un arte, o al menos así me lo ha explicado
mil veces mi madre.
He tenido novios y pretendientes; sin embargo, ninguno cumplía todos los requisitos,
empezando por una cuenta bancaria saneada. Ya sé lo que estáis pensado, no hace falta
que me lo digáis, pero antes escuchad mis razones...
Añade tu comentario Aquí