Eleanor Rigby

«—Las becaré a su hermana y a usted con una condición que de seguro encontrará coherente. Tendrá que demostrarme todo aquello de lo que lleva jactándose desde que ha entrado por la puerta: que es tan poderosa con sus dones y sus insolencias que puede convencer a un hombre de casarse con usted. Y tendrá que hacerlo antes de que termine la temporada social que está por comenzar. Si antes de que acabe agosto no se ha comprometido con un caballero que responda a los elevados estándares de la escuela, ni su hermana ni usted seguirán en el programa y, además, utilizaré su ejemplo para determinar que las subvenciones son un fraude y las eliminaré de raíz.

Bluebell enarcó una ceja. —Así que pone sobre mis hombros la responsabilidad de salvar el futuro de todas las alumnas que podrían financiar su educación. Qué elegante. —Como me dijeron no hace mucho tiempo, replico las actitudes de quien tengo enfrente —la parafraseó—. Si recibo desafíos, desafíos tendrán por mi parte. Bluebell aceptó su contraataque respondiendo con un breve silencio. Se levantó del asiento y se cuidó de alisar las arrugas que se le habían formado en la falda. —Espero que no pretenda asistir a la boda solo para asegurarse de que cumplo mi palabra. No se me ocurriría invitarle al día más feliz de mi vida.

Charles contuvo una expresión de triunfo al sobreentender que se subía al barco. En esta ocasión sí la imitó levantándose también, tal y como el decoro exigía a los hombres. No obstante, no la acompañó hacia la puerta; abrigaba la sospecha de que, si cruzaba la línea invisible que los había mantenido a cada uno en un hemisferio de la habitación, quebraría alguna suerte de equilibrio cósmico y sucumbiría a una devastación para la que no estaba preparado.

A simple vista, nadie diría que una agente de la CIA y un narcotraficante podrían tener algo en común. Pero entre Michael Cruz y Zhuri Reyes hay mucho más que la enemistad propia de los polos opuestos: como, por ejemplo, los recuerdos de un noviazgo adolescente que acabó en tragedia.

Aunque el reencuentro se da con unos roles muy marcados, en el que ella es la ley encarnada y él, el objetivo que ha de ser neutralizado, la necesidad de pararle los pies a una red de tráfico de personas los unirá por contrato durante un tiempo limitado.

Una vez termine la operación, tocará tomar una decisión difícil: o Zhuri abandona la agencia de inteligencia norteamericana y se une a un brazo del mal, o Michael deja sus actividades delictivas para redimirse. ¿Serán suficientes dos semanas para que alguno de los dos dé su brazo a torcer?

El Quinto Arcano, clan protector de la Tierra, tiene una misión: averiguar qué relaciona unas desapariciones masivas con su única pista, un cáliz de la época imperial china. Solo la guerrera Li Zhen, con su sabiduría milenaria, puede ayudar en la empresa. Le saldrá al alto precio de enfrentarse a su pasado mortal, a cuatro excéntricos y a un albo por el que siente tanto un desprecio ancestral como una atracción fuera de lo común.

Para recibir los honores a los que ha sido destinado en la Orden de Hechicería, Cassiel «el Iluminado» ha de bajar a la Tierra y ponerse al servicio de El Quinto Arcano. Ninguna de sus obligaciones para con ellos le exige salvar de su amargura a la mujer autodestructiva que lo tiene fascinado, pero a pesar de que todo le juega en contra, él siente una pasión irrefrenable por cuanto la rodea que hará que todo salte por los aires.

Cuando les toque enfrentarse a sus demonios personales para abrazar su felicidad, ¿Quiénes serán los buenos? ¿Los que se enamoran... o los que están por encima de eso?

Son pocos los casaderos honorables a los que una solterona en su cuarta temporada puede aspirar, y eso Rebecca Wargrave lo sabe mejor que nadie. Pero con tal de cerciorarse de que el caballero que representa su última esperanza es un hombre decente, llevará a cabo cuantas comprobaciones sean necesarias… Incluso si dichas comprobaciones la obligan a relacionarse con tipos de la peor calaña.

Dado que Sonny Kinross huye del compromiso y dirige un club de pugilismo, sería justo decir que es un tipo de la peor calaña. No obstante, aún le queda una chispa de caballerosidad; la suficiente para ofrecerse a ayudar a una dama en apuros… Siempre y cuando pueda cobrarse el pago que considere justo.

Una serie de aventuras por los bajos fondos londinenses es todo lo que Rebecca necesitará para darse cuenta de que acabar entre los brazos de un canalla no es lo peor que le podría pasar, como también lo que le bastará a Sonny para comprender que el cuerpo de la mujer que uno ama nunca es suficiente para satisfacer a un hombre enamorado.

Harriet y Heather Auckland son gemelas idénticas salvo por un pequeño detalle: su manera de vivir el amor. Mientras que la primera está dispuesta a todo con tal de casarse con el nuevo forastero, la segunda todavía espera paciente y prudentemente al hombre al que ama. Pero cuando el recién llegado duque ponga sus ojos en la hermana equivocada, ¿estará esta dispuesta a seducirlo para garantizar el bienestar de la otra?

Grenville Allendale llega a Ayton Bay huyendo de una pérdida y un escándalo desproporcionados. Pretendía dedicar el resto del año a encargarse de su hacienda, pero sabe que no estará en paz hasta que Heather Auckland sea suya. No puede ni figurarse que ese comportamiento errático y contradictorio que le tiene encandilado se debe a la existencia de una gemela. Pero si descubriera el engaño, ¿estaría dispuesto a perdonarlo?

Si una joven casadera puede permitirse llegar a su tercera temporada con los mismos pretendientes con los que empezó su periplo matrimonial, esa es Verity Burton. Conocida como «Wit» por su soberano ingenio, tiene al mundo entero comiendo de su mano, pero todo apunta que este año se acabará decantando por la mano de Sonny Kinross… a no ser que alguien se interponga en su camino.

Solo existe una razón por la que el honorable Harding Wargrave se tomaría la molestia de acercarse a la insufrible señorita Burton: para evitar que su gran amigo cometiera el grave error de casarse con ella. Si para demostrar con hechos fehacientes que su amada no alberga sentimientos por él tiene que seducir a la muchacha, eso mismo hará.

Por desgracia, incluso el mejor jugador corre el riesgo de caer en su propia trampa cuando no sopesa los riesgos concienzudamente: y es que quizá, si hubiera contemplado el legendario encanto de la dama como una complicación, podría haberse ahorrado un cisma familiar...

La leyenda negra del duque de Maybourne cuenta que las mujeres no sobreviven por mucho tiempo a su lado: ha pasado por la vicaría en nada menos que tres ocasiones... y en tres ocasiones ha enviudado. Pensaba dedicar el resto de sus días a los placeres mundanos, alejado de las tragedias que conlleva enamorarse, cuando una orden real le exige que pruebe suerte en las lides del amor una última vez.

No pone en ninguna parte que una maestra deba encariñarse con sus alumnas, pero la señorita Sarah Reeves se siente más llena alternando amistosamente con las jóvenes que enseñándoles a coser. Por supuesto que no consentiría que la vulnerable Quitterie, de tan solo veinte años, se viera obligada a casarse con un temible aristócrata; con tal de evitarle el sufrimiento, estaría dispuesta hasta a ocupar su lugar en el altar.

El inesperado cambio de novia enfrentará durante la Navidad de 1847 a un viudo hastiado e incrédulo con una mujer que tiene todo el amor del mundo para dar. ¿Se convertirán el afán reformador de Sarah, su imperturbable optimismo, en la prueba de que no es a la tercera, sino a la cuarta cuando va la vencida?

La mayor virtud de Primrose Insley es la elocuencia, pero ni un solo hombre se queda a charlar para descubrirlo; todos huyen despavoridos en cuanto aprecian las manchas de su cuerpo. Ante la vida solitaria que la espera, la oportunidad de iniciar un inocente romance epistolar en nombre de su amiga se le presenta de lo más suculenta... y ella no es tan fuerte como para resistir la tentación.

Para Sean Connor, la joven con la que mantiene correspondencia no es ningún pasatiempo. Sabe que se casará con la susodicha en cuanto viaje a Inglaterra para atender unos asuntos relativos a su herencia. No solo es sagaz y tierna, sino que, además, su belleza le dejó sin aliento la única vez que se cruzaron. Está convencido de que no encontrará otra mujer como la señorita Verity Burton.

Cuando Sean y Prim coincidan en la escuela de señoritas, las vendas caerán, dejando el engaño a la vista. ¿Sobrevivirá el amor a pesar de un mal comienzo?

Ayane Nagai es agente federal en los Estados Unidos y esposa fiel de un marido que la venera, pero, ante todo, es una mujer con ambiciones profesionales y deseos que la asfixian. Cuando la destinan a una misión encubierta y cargada de erotismo, acepta que dos de sus naturalezas no podrán coexistir durante un tiempo y se propone cumplir con su deber con la esperanza de volver cubierta de gloria.

Pero no contempla que el riesgo último de la operación no es la muerte. Hay destinos considerablemente peores, y el suyo es un hombre de ojos azules cuyos secretos lograrían destruirla. Y aunque la experiencia sexual la reconectará con un lado morboso y salvaje que creyó superado, si no muerto, el camino hacia él la llevará a lugares de los que nadie puede regresar ileso.

Ni siquiera ella.

Aunque Mercy Swansea lleva el nombre de una virtud, para la casamentera de su madre no es más que un defecto. Va por su tercera temporada y aún no es seguro que vaya a casarse, y en lugar de acelerar el matrimonio, sigue atenta de los avances del ferrocarril y los nuevos descubrimientos de las sociedades científicas.

Si Chase Reynolds hubiera nacido siete minutos antes que su hermano, sería el barón Godolphin y el orgullo de su familia. Pero como su gemelo se le adelantó, y no solo a la hora de su nacimiento, decidió adoptar el papel de esquivo libertino y borrarse del mapa.

¿Quién le iba a decir que regresando a Londres con el objetivo de saldar una deuda pendiente se toparía con una nueva razón para vivir? Y no cualquier razón…

Después de haber sido plantada en el altar, Temperance Swansea dedica sus días a herir los sentimientos ajenos con su punzante ingenio y a llevar las cuentas de la empresa de su padre... para el inmenso espanto de su madre, quien no logra convencerla de probar suerte de nuevo en las lides del amor. Pero la llegada del americano maleducado que pretende casarse con su hermana supondrá un antes y un después en su rutina... y en su vida.

Royce Hancock cruza el Atlántico con un objetivo, y no es ni contraer nupcias con una de las Swansea, ni mucho menos enamorarse perdidamente de la hermana de su prometida. Sus planes quedan relegados a un segundo lugar cuando se propone conquistar a la mujer huraña y fascinante que nunca le entregaría su alma de forma voluntaria. Sobre todo cuando descubra los secretos que ha estado guardando.

Pero, cuando llega la hora de la verdad, el corazón se rebela y decide ser quien tiene la última palabra...

No cabe duda de que a Blaine Reynolds le habría encantado seguir con su vida de vicio y despilfarro hasta el fin de sus días... y podría haberlo hecho si no le hubiera sido revelada una cláusula abusiva en el testamento de su padre: como no engendre a un heredero en un período de tiempo concreto, el título y los bienes pasarán a ser propiedad de su hermano gemelo. Y ese tiempo está a punto de expirar.

Aunque la joven Clodagh proviene de las profundidades de Irlanda, no le pilla por sorpresa que ningún hombre la considere para el matrimonio: tiene un carácter de mil demonios, ha cumplido la veintena y, como se puede apreciar en su vientre abultado, no conserva la virtud intacta. Lo que sí despierta sus recelos es que un aristócrata muy dado a las diabluras y con una reputación de miedo muestre un interés llamativo en ella.

¿A qué más podría aspirar una artista de la talla de Alexia Lux? Su meteórica carrera musical le ha proporcionado todo lo que podría desear... salvo el amor verdadero. Porque de poco sirve ser «la novia de América» cuando tu prometido te deja en plena Super Bowl. Pero si creía que los problemas acabarían ahí, estaba muy equivocada.

¿Cómo es posible que Vinny Bravano, el tightend de los Boston Beasts, siga soltero si está a punto de pasarse el juego? Tiene un carisma arrollador, un equipo de diez y ya saborea la victoria de la Liga Nacional. Se supone que nada podía salir mal la noche de la final, pero todo se complica con un beso.

Un malentendido, un acuerdo entre ellos y una química explosiva les demostrará que no, no se puede huir de la prensa... y tampoco del amor

Del odio al amor hay un paso... Lo que se tarda en cruzar el rellano.

¿Qué milagro tiene que darse para que Gloria, la niña rica del quinto, aprenda a llevarse bien con su vecino Néstor, el chico de barrio que no duda en exhibir cuánto la odia? Ojalá los inquilinos del edificio tuvieran la respuesta, porque están hasta la coronilla de presenciar esta guerra abierta entre los dos.

Tener al amigo cerca, y al enemigo más aún, obrará la magia: cuando los padres de Gloria decidan cortarle el grifo y esta deba convivir con Néstor y sus compañeros de piso para no acabar en la calle, su relación sufrirá un cambio radical.

En la guerra y el amor todo vale, y sobre el valor de las cosas, Ulysses Saxby sabe mucho: no por nada sobrevive birlándole las perlas a las damas. Las ganancias no están nada mal para un pobre diablo al que la mala suerte se lo arrebató todo, pero no se pueden comparar con la privilegiada posición de la que disfrutaría si desposara a la princesa de Beltown Manor.

Por una dote como la de lady Guinevere Varick, la más cuantiosa jamás registrada en Inglaterra, está dispuesto a pasar por alto sus excentricidades y las de su familia; sobre todo las de su padre, la bestia que custodia con celo a la dama y la protegerá de los hombres como él.

Cuando se abra la veda para encontrar un marido a lady Guinevere, serán muchos los pretendientes con los que Ulysses habrá de competir por la atención de la futura novia. Pero ¿quién será el verdadero afortunado? ¿A quien lady Guinevere dé su mano… o a quien entregue su corazón?